Las dificultades que se están produciendo en Argentina adquieren características de gravedad cuando se siguen cerrando empresas o achicando sus plantas de trabajo en razón de la imposibilidad de afrontar los gastos inherentes a la producción, fabricación y o comercialización de productos.
Mientras se escuchan las impresiones gubernamentales del éxito que están logrando en la recuperación y en la continuidad de sus medidas regulatorias y de reordenamiento del Estado, surge la necesidad de compararlas con la realidad y, más allá de que ambas puedan resultar exageradas o erróneas buscando favorecer sus sectores, es evidente que las cosas no se perciben bien.
Se puede leer a Elon Musk haciendo vaticinios apocalípticos sobre el mundo. Marcando las diferencias de un EEUU al que percibe camino a su mejor momento económico, financiero e industrial y aplaudiendo las formas gubernamentales que sostiene la Argentina, donde preside su amigo Javier Milei, y lugar donde ha puesto sus ojos para despegar en sudamérica. Asegura que tiene un gran futuro si sigue por el camino de achicar el Estado, liberar absolutamente el mercado y dejar que el país lo sostengan los ricos. Todo sobre un lógica difícil de interpretar.
Definiciones, por lo menos interesadas que dificultan saber hasta dónde llega la la realidad. Tal vez la suya sí, pero Argentina tiene casi 46 millones de habitantes y no todos piensa como él. Lo mismo ocurre en el poderoso país del norte, el que, según su nuevo presidente Donald Trump, ingresa en la era de oro y colocará al país a la cabeza del mundo actual.
Sin lugar a dudas las medidas anunciadas por el poderoso empresario nuevamente presidente -Donald Trump- con relación a los inmigrantes y comunidades mexicanas asentadas en distintos lugares de los EEUU resultará un “nudo gordiano” para que pueda resolverlo más allá de sus deseos y ampulosos anuncios.
Se calculan entre 15 a 16 millones de inmigrantes que, más de la mitad tiene papelería de radicación y nacionalización iniciados, pero que igualmente serían considerados “indocumentados” y expuestos a ser expulsados del país. Esto sin tener en cuenta que las tareas que desarrollan los inmigrantes son aquellas que rechazan los americanos, por lo tanto surgiría un problema no solo social sino laboral, ante las dificultades de funcionamiento de los sectores comerciales, que aprovechan la “mano de obra barata” para mantener sus emprendimientos.
Ahora hacen presencia en el Foro Económico de Davos, donde está lo más poderoso del mundo económico-comercial y allí, tanto Trump como el presidente argentino, deberán responder a los cuestionamientos que se sostienen, deberían ser políticas consensuadas comerciales y financieras que permitan el desarrollo y crecimiento de los países que han elegido para radicar sus inversiones.
Estos aspectos se están tratando a nivel del primer mundo con participación de algunos países emergentes a los que se considera puntos de referencia para futuras grandes inversiones y como ejes de economías regionales cuyas producciones son necesarias para los poderosos, quienes están agotando sus posibilidades de acompañar el crecimiento vegetativo con lo que producen.
Mientras esto está sucediendo a nivel mundial, lugar donde hoy esta el presidente argentino participando, en nuestro país la zozobra económica es seria y ya son varios sectores productivos los que han hecho notar la necesidad de un replanteo de las políticas anunciadas.
La reciente decisión de abrir la importación, acción que ya se estaría gestando ha provocado la reacción de los sectores que, indudablemente, dados sus costos de producción, no podrán competir con aquello que ingrese, favorecido por la eliminación arancelaria, mientras que en Argentina, se mantienen los sistemas impositivos con muy pocas variantes.
Un grupo de economistas de jerarquía internacional fue consultado sobre distintos aspectos que serán analizados en el Foro de Davos y todos coincidieron que se avecinan etapas muy complejas en el mundo de la economía; especialmente teniendo en cuenta la proyección de los “poderosos del mundo”, considerando a China, Rusia, India, EEUU, Reino Unido, más los países asiáticos, en una confrontación que podría desarticular los grandes mercados.
Es evidente que estamos ante una encrucijada de carácter universal que planteará severas dificultades para los países emergentes, en razón que pueden o salir beneficiados de la pulseada por ganar mercados a quién proveer o muy perjudicados si se equivocan en elegir aliados comerciales.
Una gran incógnita y mucho para resolver ajustado a la realidad que se está viviendo.
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