SÁBADO 07 de Septiembre de 2024
 
 
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Empeñando las “joyas de la abuela”

En varias oportunidades hemos escuchado y leído la expresión relacionada con las “joyas de la abuela”, haciéndose referencia al especial significado que alcanza tener un respaldo de orden económico que permita enfrentar crisis.

Normalmente se entiende que son activos valiosos y de gran importancia para el Estado. En razón de estas circunstancias es que ningún país del mundo arriesga poner en juego las denominadas “joyas de la abuela”, entendiendo que, de esa manera, más allá de los quebrantos y dificultades que deba afrontar, siempre existe un recurso.

La actitud del ministro de economía Luis “Toto” Caputo muestra el desapego por aquello que entrañablemente protegen los países y mostrando que sólo le interesa salvar su reputación, hoy en juego por numerosos economistas, y no vacila en descalzar lo poco que queda, atento a que el déficit monetario del BCRA es negativo, para hacer algún negocio del “toma y daca” en el mercado exterior. En este caso depositando parte del oro argentino en bancos británicos.

Uno de los riesgos que corre nuestro oro -porque no es ni de Caputo ni del presidente Milei- es que fuera del territorio nacional está sujeto a posibles embargos de alguno o varios de los que hoy disputan derechos económicos que adeuda Argentina, entre ellos los denominados fondos buitres, que ya en una oportunidad embargaron la Fragata Libertad que estaba realizando un viaje de estudios.

El ex asesor de Javier Milei, Fausto Spotorno, alertó sobre un posible embargo del metálico por los juicios vinculados a la estatización de YPF. Luego de que el ministro de Economía, Luis Caputo, reconociera oficialmente que se enviaron dos cargamentos de oro a Inglaterra en una operación realizada por el BCRA, comenzaron a circular versiones que aseguran que en Londres podrían confiscarlos para el pago de los juicios que se siguen allí contra el Estado nacional por la estatización de la empresa YPF.

Para el funcionario, recientemente apartado, el oro argentino podría ser decomisado en el marco de litigios abiertos como el de YPF. “El oro estaba acá para protegerlo contra juicios y embargos. Pero no se puede usar como las reservas en dólar billete”.

“Para poder usarlo tiene que estar en el exterior. Eso le da liquidez y hasta puede generar rentabilidad. Pero podría caer en embargos y hay juicios como los del cupón PIB e YPF. Ese riesgo se puede reducir, pero son cuestiones legales”.

Las conclusiones no son muchas y todas señalan que las manifestaciones que transitábamos con dificultades, pero en forma positiva, demuestran que poco y nada es cierto. Es claramente un relato, que va y viene según les convenga.

La microeconomía cada día se deteriora más, en aras de sostener el sueño de grandeza que encabeza Javier Milei, convencido que es el único que puede resolver los problemas argentinos. 

Su encumbramiento de líder del liberalismo internacional, sumado a sentirse impulsado por las denominadas “fuerzas del cielo” que lo han categorizado como el “mesías”, intenta cumplir el sueño bíblico para llegar a la tierra prometida, donde impera la libertad, la riqueza y el futuro.

Mientras estas situaciones van demostrando que el desmoronamiento continúa, las amenazas de más “motosierra” interna que promete desocupación, pobreza, indigencia, el derrumbe de Pymes y el achicamiento de empresas productoras de primera línea que observan que de aplicarse el contenido de las regulaciones prometidas y consolidar el libre mercado, resultará imposible competir en igualdad de condiciones con el mercado externo.

Ya confrontamos con gran parte del primer mundo. La diplomacia, en manos de la canciller Diana Mondino, no sabe qué inventar para evitar las rupturas. El presidente no midió las consecuencias de acusar y criticó a Rodrigo Valdés, jefe del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, de atentar contra los acuerdos argentinos.

Las internas “bajo fuego cruzado”. El paradigma de hay que matar para tener más poder, pareciera ser la línea conductora de los que van quedando en el reducido grupo de colaboradores del presidente Javier Milei, cada vez más supeditado a las decisiones de su hermana, “El Jefe” Karina Milei.

Sigue siendo para nosotros un gran interrogante: ¿Hasta cuándo tendrá paciencia la sociedad argentina?. 

Libertinaje no es libertad: Es actuar con desenfado, haciendo uso del derecho a la libertad pero sin asumir las consecuencias de los actos realizados. El libertinaje puede ser una amenaza para la convivencia social porque implica transgredir las normas, sin importar los resultados.

Esto está pasando ahora.
 

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