Complejo dilema se plantea en los niveles del Poder Ejecutivo y Legislativo, ante la indecisión que pareciera existir en torno al “triángulo de hierro” con relación a la conveniencia, o no, de que el presidente haciendo uso de las facultades Constitucionales que ostenta, pueda prorrogar las legislativas en el mes de diciembre con carácter extraordinario.
Hubo gestiones presidenciales que resolvieron postergar sus proyectos a marzo del año a iniciarse, lo que es difícil establecer si estaría dentro de los planes de Javier Milei.
Por lo pronto, uno de los hilos conductores del poder de gobierno con el Congreso, que goza de la confianza del presidente Milei, es el asesor estrella Santiago Caputo, que pudo conocerse había pedido a los senadores oficialistas que no haya sesiones por temor a alguna maniobra de Victoria Villarruel con temas que la Casa Rosada no quiere tocar.
La tensión entre las figuras integrantes de la fórmula presidencial, Javier Milei y Victoria Villarruel, sigue transitando por un camino plagado de dificultades, desconfianzas mutuas y planes en los cuales ni uno ni otro contemplan -por lo menos por ahora-, no comparten sus estrategias para el año próximo, elecciones de medio término y ni que hablar del 2027.
Más allá de estas consideraciones, los gestos de la vice presidenta, titular del Senado de la Nación, son morigeradoras y aparentan que no están sujetos a enconos personales, sino que persiguen estratégicamente una conducta diferente a la que es costumbre en el presidente Javier Milei.
La reciente decisión de no citar a reunión parlamentaria ni habilitar fecha para sesionar se supone favorece a los intereses del gobierno central. El kirchnerismo quería poner a debate el DNU de la deuda, pero la exposición del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, fue la última actividad del período ordinario.
Cabe suponer que si el presidente resuelve un temario para ser tratado en Extraordinarias, será conteniendo los puntos que le interesan, postergando todos los proyectos opositores, para el período ordinario 2025 que se inicia en el mes de marzo.
Como acción política aparece teniendo coincidencias con quienes desde el Poder Ejecutivo, presidente incluido, consideran que la vice cumple el rol institucional que le asigna la Constitución y que nada tiene que ver con las decisiones que surjan de la Casa Rosada o directamente de Olivos.
Todos los sectores que integran el mapa político nacional, oficialismo, opositores dialoguistas, opositores negociadores y opositores “veletas” están soportando una “volatilización” ideológica sorprendente.
Los de Juntos por el Cambio desaparecieron fagocitados por el PRO, en donde la figura de Mauricio Macri pareció crecer y ser el centro de cualquier acuerdo. Pero ya existen algunos segmentos que le respondían que están procurando ser los interlocutores válidos de los ámbitos internos que se mueven sin todavía romper el núcleo que los aglutina.
La UCR, es una diáspora inentendible. Se parecen bastante a una “Hidra gigante”. Como aparece en la mitología griega, la hidra era una serpiente gigante de muchas cabezas que volvían a crecer a medida que eran cortadas. Los radicales son iguales, muchos caciques y cada vez menos indios.
Cortan cabezas y vuelven a crecer otras. Van perdiendo representatividad y peso político y, a excepción de algunos “boinas blancas” que todavía mantienen la firmeza de lo que fueron históricamente, van salvándose de la “guadaña”, pero no demuestran fortaleza partidaria como para recomponerse en todo el país.
De los que están parados enfrente del gobierno libertario y pretenden recuperar imagen y poder, no se desprende -por ahora- nada positivo. Solo son intentos, que reiteran recetas de una política decadente que una gran parte de la sociedad ya no quiere tener más.
Habíamos mencionado en anteriores entregas que el mes de Diciembre se perfilaba con muchas dificultades. El tema social, parece aplacado y permanecen en silencio. Sus mentores hoy judicializados y algunos en vías de ser procesados, les han sacado representatividad en la calle.
Lo económico está atado a las decisiones presidenciales. El presupuesto, si es que realmente lo quieren, irá a extraordinarias o será condicionado en acuerdo con los gobernadores. De no existir este intercambio, no sería de extrañar que Javier Milei y Luis “Toto” Caputo determinen darle continuidad al del 2023, que le permite realizar un manejo cerrado de los recursos que pueda manejar el Estado.
De esta manera estamos arribando a la culminación del 2024, con incertidumbre, sin certezas y con múltiples opciones que están cerradas “bajo siete llaves” que solo conocen los integrantes del “triángulo de hierro”.
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