Es una pregunta que nos venimos haciendo cuando seguimos con atención los informes de especialistas en materia de Inteligencia Artificial, sus cosas positivas, las presuntas negativas y las alteraciones que se producen en la medida que avanza la aplicación.
El presidente libertario Javier Milei, tiene mucho de ese comportamiento, que se supone errático, pero no lo es. Equivocado tampoco. Cambiante lo suficiente como para desconcertar al “más pintado” y siempre un paso adelante del resto de su “clase liberal política” ninguna duda.
Los argentinos estábamos acostumbrados a los políticos tradicionales, cuyas actitudes, comportamientos y acciones tenían ese sesgo diferente de la actitud ciudadana común.
Ellos también planificaban y elaboraban estrategias, unas más efectivas e inteligentes que otras, pero salvo contados personajes de la “casta” que sobresalían por marcar diferencias de contenido político, se podían adivinar con cierta certeza como serían los resultados.
Con el presidente Javier Milei, pretender saber si el blanco es blanco o puede ser un tanto gris, sin llegar a ser negro, es verdaderamente un acertijo. Lo vemos en las explicaciones que procura un hombre formado en la política tradicional como Guillermo Francos, que siempre le encuentra el modo de explicar aquello que aparece en el concierto nacional como inexplicable.
En el caso de los mecanismos que utiliza el Jefe de Gabinete para evitar quedar muy descolocado ante los sectores con los cuales negocia y procura acuerdos, tienen coherencia y pueden ser deducibles y fundamentalmente entendibles que, así proceda para evitar estar fogoneando escenarios de conflicto, cuando requiere coincidencias para lograr objetivos.
Recientemente Geoffrey Hinton, uno de los científicos más caracterizados en el devenir de la inteligencia artificial (IA), alertó, en una reciente publicación, sobre los peligros de la tecnología de avanzada.
Entendía y eso le generó preocupación los avances, algunos muy descontrolados -humanamente- de la rápida irrupción de las máquinas inteligentes en la vida de las comunidades.
Según manifestó en una presentación para el Vector Institute: “Su preocupación en la velocidad vertiginosa con la que la IA está evolucionando y en la posibilidad de que supere la inteligencia humana plantea riesgos existenciales para la humanidad”.
El científico computacional, agregó que: “Es necesario advertir sobre el mal uso deliberado de la IA. La generación del desempleo tecnológico a gran escala y el riesgo existencial de la inteligencia artificial general. Me preocupa mucho si somos capaces de mantenernos al día con la IA, o si la IA simplemente va a tomar el control”.
De alguna manera están quienes están dedicados a controlar y lograr que los avances tecnológicos se conviertan en un respaldo de la labor humana y no en su reemplazo, siendo que la IA, se les esta yendo de las manos y en algunos casos adelanta conclusiones y define situaciones más allá de las potencialidades para las cuales fue creada. En una palabra se pone: INCONTROLABLE.
El parecido con el libertario es -sin entrar en subjectividades- mucho. Un hombre que se inició a la vida pública-no política, en la farándula. Que para ganar rating se mostró-inteligentemente- disruptivo, agresivo, buscando siempre el conflicto para cuando las cosas se ponían “calientes”, recomponer sin ceder terreno.
Así ganó espacio y su entorno más intimo, su hermana Karina y el asesor estrella -mucho tiempo trabajando en las sombras- Santiago Caputo, idearon al político liberal-libertario-anarcocapitalista, de una inteligencia por encima de la media, que tenía un poder no muy común sobre parte de la sociedad que estaba prendada de su espontaneidad y una rara forma de convencerlos que era complemente impoluto y que la sociedad necesitaba un profundo cambio.
Llegó al poder sobre quienes pensaron que era la oportunidad de volver a tener poder, Mauricio Macri y Patricia Bullrich, dos de ellos, que rápidamente fueron invadidos por la IA-Milei y los convenció que podían colaborar, pero seguían siendo súbditos.
El tiempo, mostró aquello que se supuso era un comportamiento errático, indeciso, era solo el “desborde” exponencial que se extiende por sobre el común de la ciudadanía.
Su incontrolable actitud de convertirse en el líder liberal del mundo y ser parte del eje transformador de una forma de vida, fue notoria y para muchos el efecto contagio, con el comportamiento del presidente de los EEUU, Donald Trump. Igual actitud nuestra hacia Elon Musk a quién a elegido como “mentor”, todo en el marco de los seis “líderes mundiales del liberalismo” a los que procura sumársele.
Tiene mucho de parecido a los temores que hoy infunde el avance incontrolable de la Inteligencia Artificial, quienes piensan que puede llegar a convertirse en un “enemigo de la humanidad”, en vez de resultar un respaldo formativo para el mundo del futuro.
Sin cargos de conciencia por posibles daños emergentes de sus políticas. Justificando las acciones y ampliando los efectos regulatorios y los reacomodamientos funcionales del Estado para lograr la imperancia absoluta de la libertad del mercado, avanza Javier Milei.
El poder se ejerce, es único y no se comparte. Teoría mileiana que hoy impera en la Argentina.
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