SÁBADO 07 de Septiembre de 2024
 
 
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Jugar con fuego...

Es sin lugar a dudas una práctica que pone feliz al presidente Javier Milei y su círculo áulico. Cuanto más cerca del estallido más seguros se sienten. 

Un fenómeno mental que debería ser preocupante, dado que quienes se acostumbran a jugar con los límites tienen -es cierto- más opciones de ganar que los que temen el abismo y pretenden seguridades. Pero la realidad de estas experiencias -salvo honrosas excepciones- alcanzaron un costo negativo muy importante, cuando los que pretenden seguridades, no preveen los riesgos que están corriendo.

Básicamente, en Psicología se entiende “poner límites” como el hecho de expresar claramente a los demás qué necesitamos y qué es lo que queremos. Siempre teniendo en cuenta también las necesidades y deseos de los demás. Es decir, poniendo límites establecemos fronteras que no queremos que sean cruzadas por los demás. Cruzar esos limites en exponerse y convertirse en un daño colateral.

¿Cuáles son las señales y síntomas? Las personas con trastorno límite de la personalidad pueden tener cambios fuertes en el estado de ánimo y sentirse inseguras sobre cómo se perciben a sí mismas. Sus sentimientos hacia los demás pueden cambiar rápidamente y pasar de una cercanía extrema a una aversión extrema. 

Si repasamos expresiones presidenciales observamos que pasa de la aceptación del otro, al enfrentamiento sin límites, cuando algo lo contradice y procura plantear otras opciones, que no están dentro de los planes que él ha supuesto son los mejores para los argentinos.

Esa obediencia rayana en una actitud de extrema sumisión, es uno de los grandes dilemas que hoy está enfrentando el equipo gobernante. Hay quienes aceptan esos condicionamientos sin reparar en que existen claras posibilidades que se están desarrollando en forma equivocada.

Otros directamente están en las orillas de enfrente y si bien en algún momento pensaron que podrían hacer uso de los mecanismos de la política que contempla la negociación y el acuerdo, hoy están convencidos que Javier Milei no acepta condicionamiento alguno.

Hace escasos días el conocido y prestigioso periodista, profesional médico Nelson Castro,recordó un fenómeno mental que ya lo expuso refiriéndose a la ex vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, cuando analizó sus comportamientos frente a decisiones que involucraban al país, pero que no aceptaban oposiciones. Lo denominó como el “Síndrome de Hubris”.

Recientemente lo volvió a citar como uno de los problemas que se perciben en la figura presidencial del liberal-anarcocapitalista Javier Milei, señalando que “El síndrome de Hubris no es una enfermedad, sino que se considera más bien un subtipo del trastorno narcisista de la personalidad que desarrollan grandes políticos o demás personas poderosas. Son mandatarios con inclinación a la grandiosidad, con aspiraciones casi mesiánicas y con una intensa incapacidad para escuchar”. Aclarando: “Este es el caso del presidente argentino”.

Los cambios internos y externos que se producen marcan un sistema de probar opciones. Algunas muy diferentes en su concepción, y que no responden a los enunciados en la campaña electoral que lo catapultó a la presidencia del país, con un 56,7 por ciento de un electorado que creyó que el cambio sería eso: que hoy se realiza de diferente manera.

Hoy, mucho de aquello que se “dibujó” para convencer, ha sido reemplazado por mecanismos de emergencia para mantener pautas económicas y financieras que se están derrumbando.

Continúan las “purgas” de funcionarios que se atreven a manifestarse contrariamente a las medidas que se toman. La “cirugía” la realiza el asesor -Santiago Caputo- que sigue los ordenamientos de Karina Milei sin miramiento alguno. 

Ya no es el caso de “funcionarios que no funcionan”, sino secretarios, directores que se atreven a manifestarse contrariamente a lo puesto en funcionamiento... Se confirma el sesgo autoritario de cumplir a rajatabla: “El que no esté conmigo, está en mi contra y debe irse”.

Algunas de las recientes medidas regulatorias ha colocado en una muy difícil situación a consolidadas empresas que, tal como Fate, y ahora se agrava conflicto en Bridgestone quien pide procedimiento de crisis, y según la Cámara de Industria, hay varias que han realizado las consultas para utilizar instrumentos que les permitan darle continuidad a sus empresas.

Un indicador claro que se han debilitado las bases de las reformulaciones y regulaciones que proyectan Javier Milei, Luis Caputo y Federico Sturzenegger y nos alejamos del cambio para acercarnos a un estado de convulsión interna, cuyas consecuencias no son advertibles.

Los indicadores señalan que se profundizó la caída de las acciones y bonos, mientras volvieron a subir los dólares financieros. Los ADR argentinos caen hasta 5,5% en Wall Street, con los bancos a la cabeza. Cedieron los bonos en dólares y el riesgo país alcanzó los 1.593 puntos, su nivel más alto en cuatro meses.

Por ahora, ninguna buena noticia. Aumenta el fuego y está dejando de ser dominable. El resultado dependerá de dos factores fundamentales: credibilidad y confianza de los mercados.
 

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