Para los argentinos no es una novedad que la mentira constituya una herramienta utilizada en cualquier circunstancia, ya sea política, económica, financiera, comercial, industrial y tanto nos hemos acostumbrado que no vacilamos en utilizarla, fundamentalmente, para lograr beneficios.
Ya no basta con el relato, donde nos dicen “medias verdades”, en realidad mucho peor que la mentira. Ahora apelan al engaño con descaro, inventan situaciones conflictivas, crean escenarios de confrontación ciudadana y ya es difícil saber con meridiana exactitud, cuando alguien esta diciendo su verdad, más allá de que se pueda o no coincidir.
Los que cuentan en su haber muchos cumpleaños y han recogido experiencias válidas a lo largo de los años, dicen: “En boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso” y es aquí donde comenzamos a sentirnos desvalidos y desconcertados, porque llegamos a no creer en nadie.
El entredicho que hizo zozobrar las estructuras institucionales del gobierno libertario, parecía que se encaminaba a constituir un episodio similar al que, el ex presidente radical Fernando de la Rúa tuvo con su vice presidente Carlos “Chacho” Alvarez. Suceso que culminó con destruir la débil estructura de ese gobierno y generó los renunciamientos que se conocen.
Acá la acción estaba dirigida a deteriorar, desgastar y si era posible señalar un camino de salida a la vice presidenta y titular del Senado de la Nación Victoria Villarruel, en razón de un supuesto incumplimiento Constitucional que habría determinado que el país tuviera acefalía gubernamental por espacio de varias horas.
Hubo todo tipo de operaciones, desde las mediáticas, algunos apareciendo como los “descubridores del fallo vice presidencial”; otros que sostenían con total desparpajo: “El gobierno no miente”, dejando en el aire y la consideración ciudadana, que quién mentía era Villarruel.
Cruces de diferentes sectores de la política nacional que mostraron hasta donde se puede llegar con las “fake news”. Y como cierre las declaraciones presidenciales asegurando que: “ellos había cubierto todos los pasos que ordena la Constitución, deben cumplirse cuando el presidente se aleja del país”.
De la vereda de enfrente, aunque partidariamente compartiendo responsabilidades gubernamentales, Victoria Villarruel y sus adláteres sosteniendo que no los habían notificado en tiempo y forma, con lo cual se establecía un vacío en la relación interpoderes que llamaba poderosamente la atención.
Por un momento todo quedó en la nebulosa creada en torno a ¿Quien decía la verdad?.
Es aquí cuando, según refleja el portal La Política Online, recogió declaraciones y testimonios documentales que lograra el diputado Maximiliano Ferraro, quién divulgó el acta firmada por el escribano del gobierno y Victoria Villarruel, cuando la vicepresidenta fue notificada del viaje de Javier Milei a Italia, el mismo día de la sesión que terminó con la expulsión del senador Edgardo Kueider.
Allí en esa documentación aportada por el legislador afín a Lilita Carrio, señala que: “la vicepresidenta de la Nación fue notificada, conforme al artículo 88º de la Constitución Nacional y al artículo 8º, inciso c, de la ley 21.890, por el Escribano General de Gobierno el día 12/12 a las 19:00 horas”.
Una verdad que refleja la mentira urdida por gente del gobierno, en este caso se señala la estrategia operativa que montara el asesor estrella del presidente, Santiago Caputo, quién procuraba con esta maniobra dolosa, desconsiderada e impropia de quienes comparten el mismo espacio, evitar que se materializara el alejamiento del senador mafioso detenido en Paraguay.
Según el texto documental aportado por el legislador Maximiliano Ferraro, al final del texto formal del escribano, la vice presidente dejo constancia del acto oficial “Tomo conocimiento del viaje del Sr. Presidente a las 19 hs del corriente día”. De esta manera cerró un capítulo de mentiras que pergeñadas y aceptadas por el presidente Milei intentaron desestabilizar a la -por ahora- única persona que se perfila con imagen propia y que cuenta con un determinado respaldo dada la contingencia de sus relaciones con las fuerzas militares.
El interés era evitar que una “camporista” reemplazara a Kueider y le brindara más peso al bloque de Unidos por la Patria, una mezcla rara de kirchnerismo de Cristina, peronistas y desprendimientos del camporismo.
De ninguna manera es aceptable que para obtener algún resultado en la gestión no hallan reparado en intentar, no solo bloquear, sino desestabilizar a la vice presidenta de la Nación.
Estos manejos están indicando claramente que dentro del esquema de Javier Milei y el “triángulo de hierro” no existen parámetros morales. Se insulta, denosta, agravia, se inventa en busca de una universalidad de criterio político sustentado en lo que piensa el presidente y aquellos libertarios que están dispuestos a convertirse poco menos que en felpudos del “tridente” poderoso que maneja el país.
No es sano “vivir” en una burbuja, que pareciera ser el lugar donde pretende el presidente libertario ubicar a la ciudadanía que ha mostrado coincidencias con su accionar, no sumisión, ni sentirse esclavo de una ideología, solo respaldar un cambio.
Faltan escasos días para la culminación de un año traumático, conflictivo que abrió la “Caja de Pandora” y ahora es necesario cerrarla y reconsiderar el futuro para encerrar los malos augurios y saludar con esperanza y Fé lo que vendrá.
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