Como parte del plan de conservación genética original de la raza bovina Criolla, investigadores, docentes y alumnos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (Agrarias-UNLZ) vienen desarrollando desde hace años un proyecto para resguardar el acervo genético de esta raza autóctona de la Argentina.
Este plan tuvo ahora un nuevo logro, ya que una de las vaquillonas preñadas a través de inseminación artificial, “La Yoli”, parió un ternero de 22 kilos al nacimiento, luego de nueve meses de gestación.
“Como pertenece a un plan de conservación se eligió un toro (llamado Mandinga) para mantener la variabilidad genética y que estén representados los genes de la población original”, señalaron investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ.
Destacaron, además, que se buscó mantener ese perfil como requisito para seguir con la genealogía presentada ya desde hace dos años en la Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional en La Rural de Palermo.
¿Inseminación o servicio natural?
La elección del toro para la inseminación se realizó a partir de estudios previos almacenados en una base de datos de bovinos criollos que ha acumulado información por más de 30 años.
La inseminación se efectuó también con los alumnos y profesores en el CET Nº 1 de General Belgrano de la provincia de Buenos Aires con el material conservado del banco de germoplasma en el Centro de Inseminación Artificial La Eolia de Marcos Paz, provincia de Buenos Aires, y cuenta con certificado de marcadores genéticos de la Sociedad Rural Argentina.
Un dato clave es que no se siguió la tendencia de hacer servicio precoz a los 15 meses, pese a las ventajas que ofrece en algunas razas.
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