LUNES 31 de Marzo de 2025
 
 
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Milei tropieza, pero avanza...

Una mecánica que el presidente libertario instrumentó desde su llegada a la Casa Rosada y ocupa el Sillón de Rivadavia. La gran consigna es avanzar, no mirar para atrás y no aceptar la derrota.

Una psicología no muy común en la “clase política” que nos gobierna. Un psicoanalista, psiquiatra de renombre sostenía que existe un análisis privado, mental internalizado en donde el ser humano descarta las derrotas y frustraciones y selectivamente va quedándose con aquello que le brinda satisfacciones.

Como no era un factor común que se pudiera apreciar en ese ámbito donde se cobija la “casta” toda, la buena y la mala, el tener un presidente que se siente respaldo por las “Fuerzas del Cielo” y que ha sido signado para constituir un líder del liberalismo en el mundo, las cuestiones de gobierno comienzan a trascender al igual que las estrategias que se utilizan para ser siempre ganadores.

El país tiene un “dúo” gobernante, que son los hermanos Milei. Es poco probable que pueda determinarse quién es el cerebro, aunque se puede presumir que entre ambos se complementan. Su hermana Karina tiene la sutileza y un manejo deshumanizado de todo aquello que la rodea y convierte en medios para alcanzar objetivos todo aquello que la rodea y eso marca la diferencia.

Javier Milei, tiene su impronta personal que la va adecuando a las circunstancias de los problemas que tiene que resolver. Hay muchos viejos políticos con sus mismas características. No obstante el “plus” presidencial es la figura del “monje negro” Santiago Caputo, asesor particular que goza de un tremendo poder en el Estado Nacional, sin detentar ningún cargo.

La historia señala varios personajes que tienen una enorme semejanza con esto que hoy vemos los argentinos.

Han cambiado las épocas no las estrategias. Las han modernizado y acomodado a la natural evolución mental del ser humano que tiene una estrecha relación con la explosión tecnológica que hoy manda en el mundo moderno, por caso la injerencia de la IA en aquello que constituye una forma del reemplazo del pensamiento tal como lo conocemos.

De esta manera se va configurando una nueva forma de hacer política desde el manejo del poder. Allí no aparece el fracaso ni la frustración, mucho menos el error. Solo se categoriza lo positivo, emergente de lograr todos los objetivos propuestos.

Este factor es predominante en todas las actividades que despliega el presidente Milei y su “triángulo de hierro”. Genera expectativas alrededor de acuerdos que, normalmente obtienen sus emisarios, por caso Guillermo Francos, Santiago Caputo y ahora sumado el titular de economía Luis Caputo y logran con promesas -algunas se cumplen otras no- convencer a gobernadores que indiquen a sus legisladores cuando deben levantar la mano en forma positiva.

Todo un andamiaje operativo que -inclusive- cuenta con los equipos de los que, con hábiles argumentaciones, hacen evaluaciones sobre determinados resultados legislativos, cuando todo esta “cocinado”. Solo es la generación de dudas, que favorece a los mecanismos de convencimiento oficialista.

Esta estructura que ha logrado el gobierno mileista que cuanta con algunos desordenados políticamente, que son presa de su propia inexperiencia y de contar con algún poder que los distingue del “ciudadano-ciudadana de a pié”, basado en esta contingencia temporal, porque llegaron agarrados a un nombre y ellos no tienen poder propio.

Cuando se tengan que ir a convivir con aquellos a los que denostaron, agredieron y mofaron, pensando que serán eternamente funcionarios, legisladores o concejales, se encontraran tremendamente desubicados.

Si se analiza, con prescindencia de un sentido ideológico que nos encasille, el gobierno es Milei y todo aquello que se realiza es Milei; quién, según las encuestas, sigue siendo el único con poder legitimado por el voto.

Los demás solo son alternativas, con marcados excepciones, todos prescindibles y los listados de los que fueron, es la más extensa de un gobierno en funciones.

Logró en esta oportunidad volver a salir airoso, el presidente liberal -libertario- en lograr que pese a todas las críticas, dudas e incertidumbre que refleja un acuerdo de carácter internacional, del cual no se conocen detalles, fuera aprobado por la Cámara Baja.

El organismo de préstamo que tiene su sede en los EE UU y que preside Kristalina Georgieva, no presta “gratis” ni por “simpatías” personales. Busca ganancias sustanciales o algún rédito que le permita recomponer finanzas internas, cuando se cierne sobre sus cabezas la deuda de un país emergente que no puede hacer frente a sus compromisos.

Ese acuerdo, sin llegar a ser “tramposo”, no debe contemplar mucho articulado a favor de Argentina. Naturalmente ese es el temor de Caputo y equipo que trascienda que se podría estar repitiendo lo mismo que hiciera cuando fue funcionario de Mauricio Macri, junto a Federico Sturzenegger.

Pero Javier Milei pudo obtener el sí y salió en “sobre cerrado”; atento a que nadie conoce el contenido. Los legisladores argentinos, oficialistas, opositores negociadores y quienes se dicen de la oposición, pero... están esperando el premio, votaron a favor, sin tener en cuenta las posibles consecuencias de aprobar a libro cerrado un nuevo préstamo o ayuda económica del FMI.

Ahora solo cabe esperar, cual es la nueva aventura que tirará el presidente Javier Milei y que volverá a poner a prueba su influencia sobre quienes están intentando arrimarse al “fogón” para ser parte del asado de las legislativas 2025 y en ese derrotero ver como llegan al 2027.

La realidad se impone a cualquier relato, incluso a un periodismo que elabora discursos donde plantean algunas dudas, pero cierran que lo de Milei era la salida. Ellos también son responsables por faltar medianamente a la verdad en el ejercicio de una profesión donde el paradigma es tener “honestidad profesional para informar”. Y hoy ese elemento esta muy comprometido.

Javier Milei sigue con su plan y el marcado objetivo del gran liderazgo no solo nacional sino internacional. Por ahora todas son victorias. Pero como dice el refrán “A cada Napoleón le llega su Waterloo”.

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