No debería ser motivo de asombro que el relato se impone a la realidad. Es cierto que hay un sector de la sociedad que esta mejor, fundamentalmente el que pertenece al “gran mercado”, pero la venda se cae de los ojos cuando establecemos que el manejo de la micro-economía está en franca decadencia.
Se intenta disimular los efectos del plan desregulatorio y sus consecuencias como así los ajustes que surgen de la aplicación de las normas elaboradas por el ministro Federico Sturzenegger de reformulación del Estado, que no es otra que achicarlo a su mínima expresión, abandonando el marco proteccionista que había sostenido hasta el 10 de diciembre del 2023 y dejar todo librado a la más absoluta libertad del mercado de oferta y demanda.
Según establecen diversas publicaciones de carácter económico hay números positivos en el marco de una economía sectorizada y mucho margen negativo, con caídas muy pronunciadas en sectores sociales que ya venían con problemas de falta de recursos, que se encadenan con los centros distribuidores y ámbitos de venta por caso los supermercados que han experimentado una caída en sus ventas al punto de pensar en achicar centros de atención , planificar funciones para achicar gastos y procurar salvar esta circunstancia anómala.
Las medidas de ajuste se siguen produciendo sin contemplar los daños colaterales que se producen por los efectos que castigan duramente a los segmentos sociales más necesitados.
A estos aspectos que el gobierno libertario intenta disimular y que explican como los resultados de superar el estado de quebranto que anteriores gobiernos produjeron con políticas desacertadas, generando Déficit Fiscal salvado con una emisión monetaria sin respaldo, que intentaba hacer política con la necesidad de los pobres e indigentes.
Pero las argumentaciones no llevan la comida a la mesa de los desocupados, de quienes ostentan desde hace décadas un estado de pobreza e indigencia que fue aumentando considerablemente en la medida que los paliativos instrumentados dejaban de dar resultados.
En estos días ante la presión que ejercían el sector agropecuario y la necesidad de que ingresen divisas, el gobierno accedió a medidas temporarias en un caso y definitivas en donde la concurrencia corresponde a las provincias,denominadas economías regionales.
Para muchos integrantes del sector del campo es una “manta corta”, atento a que en Junio tendrán que resolver como continúan y si intentan interpretar las estrategias de Javier Milei, perciben que “con una mano da y con la otra saca el doble”.
Pero es indiscutible que la “malaria” esta generalizada y si bien en muchos ámbitos se disimula, la realidad te golpéa a diario, cuando desde el gobierno disponen cierres de oficinas nacionales a las que consideran un gasto para el Estado y dejan en la calle a dos tres o más empleados que en pequeñas poblaciones del interior del país son un número importante.
A esto hay que sumar achiques y cierres del sector privado, atento a que no pueden hacer frente a los gastos de funcionamiento y antes de seguir con el quebranto deciden, en algunos casos, buscar otras alternativas y en otros, los más jóvenes observan la puerta de salida del país en busca de un mejor proyecto de vida, donde el esfuerzo se premie con establecer futuro.
Reiteramos un concepto; el relato se esta quedando corto. Intentan estirarlo pretendiendo hacernos ver que nos encaminamos al país de “Las Maravillas” y todo estaría señalando que un sector podrá lograrlo pero, muchos quedarán en el camino, y serán aquellos que por su target etario no pueden pretender sumarse a las filas de nuevos trabajadores, lugares que por una razón natural ocuparán las nuevas generaciones, fundamentalmente aquellas que se formen en un mundo donde lo tecnológico tendrá preponderancia.
Como expresamos en un principio: “No todo lo que brilla es oro”. Se apunta a un año muy difícil y controvertido.
Los resultados son la nueva “Caja de Pandora argentina”.
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