Para nosotros y muchos argentinos y argentinas es un interrogante que no encuentra -por ahora- una respuesta satisfactoria.
El gobierno por decreto permite al gobernante crear leyes arbitrariamente, sin la aprobación de una asamblea legislativa. Cuando existen estados de emergencia como la ley marcial, el gobierno por decreto es común. Eso no se da en la Argentina hoy.
En un país que sigue mostrando enormes debilidades, más allá de los éxitos que el gobierno de turno aplaude, en temas como la economía macro, los aspectos financieros, el ajuste que a costa de los ingresos de sectores vulnerables como jubilados, restarle ingresos coparticipables a las provincias y la paralización de casi toda la obra pública; no se aprecian resultados que beneficien a la generalidad, solo se escuchan los lamentos.
Todo este paquete de medidas dolorosas para una gran parte de la sociedad, que las esta soportando estoicamente, se hizo a través de un DNU, combatido pero nunca derogado, la instrumentación de una Ley Base reducida pero cuyo contenido fundamental: Facultades Delegadas, recibieron aprobación legislativa,herramientas que le ha permitido al gobierno de Javier Milei avanzar durante 365 días desde que asumió la presidencia, pudiendo ostentar Superávit Fiscal y Déficit cero.
Ahora en un “rutilante” anuncio de lo que nos espera para el 2025, que ya comenzamos a transitar, el presidente Milei, a través de un Decreto determinó al 2025 como el “Año de la Reconstrucción de la Nación Argentina”.
Esta formulación quedó plasmada en el Boletín Oficial. Allí se planteó que luego de un año de reforma estructural del Estado y se supone en esta definición encierra la Desregularización efectuada hasta la fecha, se buscará profundizar los cambios para fomentar el crecimiento económico.
Creemos que el país enfrenta la cruda realidad de un avance notorio de los indicadores que señalan que el desempleo crece, las fuentes laborales disminuyen, los sectores más vulnerables económicamente referenciados, están muy lejos de alcanzar el equilibrio necesario para recuperarse y los carenciados, pobres e indigentes no han podido abandonar esas posiciones, por el contrario se han visto incrementados en número.
Señala en el documento que dio a conocer presidencia que: “Detenida la hiperinflación hacia la que nos condujeron, y restaurados los valores esenciales de nuestra Patria, el año 2025 será un año para reconstruir los cimientos de este gran edificio que algún día fue la Nación Argentina”.
Sonar suena bien, pero ¿Se podrá?.
Reafirmó que: “Esta administración continuará apostando a las ideas de la libertad, a los valores históricos del pueblo argentino, y a cada uno de nuestros conciudadanos que quieren que Argentina sea grande otra vez”.
Como deseos son compatibles, pero más allá de sentirse identificados con las promesas de crecimiento, y de un mejor futuro, la realidad nos estaría indicando que no responde a lo que señala el relato.
Significará un enorme esfuerzo en lo personal y familiar de la ciudadanía darle continuidad a las medidas de ajuste, regulación del Estado y reformulación de las diferentes áreas gubernamentales.
Estos sucesos anunciados hablan de una situación que generará, primero más desempleo, segundo aumentos de los sectores pobres y tercero agotamiento de fuentes laborales ante una crisis que, para el comercio, los sectores empresarios y el campo aún no ha terminado.
El mes que iniciamos y febrero serán de alta dramaticidad para muchos sectores del Estado cuya continuidad esta en estudio. Ya se ha conocido la primera medida en torno a las comunicaciones realizada a los empleados públicos para algunos directamente el despido para otros la suspensión de tareas mientras de reformulan los ámbitos laborales en donde se desempeñaron hasta la fecha.
Las acciones desregulatorias, la creciente reformulación de un nuevo Estado de gobierno, con funciones acotadas. El planteo del sector productivo que reclama medidas tendientes a lograr un equilibrio económico-financiero; sumado a las medidas de liberación arancelaria para el sector de importación, mientras se mantienen las retenciones para lo exportable, son las grandes incógnitas que enfrenta el país.
La apertura comercial con los EE.UU, la instrumentación de un libre mercado en el marco de una competencia sin precedentes de los grandes del mundo, como China, India, Reino Unido, Rusia, procurando enfrentar el avance del sistema norteamericano ofrece un escenario por demás conflictivo.
El error de los países emergentes es elegir sin medir las consecuencias que eso podría significar para sus economías internas. Constituyen ámbitos que los poderosos del primer mundo necesitan, pero jugarán factores de lograr una acertada función diplomática en las negociaciones y en los acuerdos comerciales.
Javier Milei, que se autoconsidera un líder que se proyecta en el concierto de los países liberales, ha sostenido lineamientos políticos muy definidos, claramente identificados con sus estructuras ideológicas y eso configura privilegiar unos en detrimento de otros posibles países compradores.
Y este tema no se resuelve por Decreto. Entendemos que debe ser analizado y resuelto por las herramientas que otorgan los poderes del país, Ejecutivo, Legislativo y de ser necesario Judicial.
El país será grande y tendrá futuro si empujamos todos.
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