MIÉRCOLES 29 de Enero de 2025
 
 
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Prejuicios...

Que los argentinos tenemos una tendencia a ser prejuiciosos es una realidad que no se puede negar. En efecto sería pretender “tapar el sol con una mano”, defender alguna posición que -seguro existe- de quienes se dicen ser “impolutos” y no tener prejuicios de ninguna naturaleza.

Prejuicio es un sustantivo masculino que se define como una opinión o juicio desfavorable que se forma sobre algo que no se conoce bien. Estos pueden ser el resultado de ideas preconcebidas, sospecha, miedo o intolerancia.

Algunos ejemplos de prejuicios son: Hablar mal de alguien sin conocerlo. Tener suspicacias sobre los extranjeros, en general encontrándoles actitudes con las cuales no se coinciden.

Un prejuicio es un juicio u opinión, generalmente negativo, que se forma sin motivo y sin el conocimiento necesario. “Supone tener una actitud negacionista y hostil hacia una persona que se identifica como perteneciente a un grupo, por el simple hecho de pertenecer a ese grupo”.

Esto está sucediendo y -lamentablemente- no nos estamos dando cuenta. Se provoca una distorsión de la realidad cuando se pretende justificar el por qué pensamos diferente u obramos en determinada dirección.

En una reciente publicación de la Liga Antidifamación (consignada en el portal Infobae) se estableció la elaboración de un informe en el que se consultó a más de 580 mil personas en todo el mundo, llegando a la conclusión que la población adulta con prejuicios antisemitas en la Argentina creció un 14% en los últimos 10 años. Una situación extraña, dada la relación acordada entre el gobierno nacional e Israel.

La Liga Antidifamación (Anti-Defamation League o ADL en inglés) es una organización judía fundada por la organización B’nai B’rith (“Hijos de la Alianza” en español) en los Estados Unidos, la cual alega que su objetivo es “mediante apelación a la razón y la conciencia y si es necesario a la ley, detener la difamación del pueblo judío”. Está dirigida por Jonathan Greenblatt.

Ese informe señala que este sesgo prejuicioso se está dando en gran parte del mundo y aquello que más sorprende es el target donde se agudizan los conceptos que denostan al pueblo judío.

Según los datos recogidos, se dan una serie de circunstancias que van de la mano con un poder creciente de Israel sobre el resto de los países del primer mundo, fundamentalmente en la valoración de los factores económicos.

Hoy la Argentina transita por un sendero de criterios políticos, comerciales y diplomáticos totalmente identificados con EE.UU e Israel, mencionando en reiteradas oportunidades criterios unificados; consolidando de esta manera una definida política exterior, que difiere sustancialmente de la que se había venido sosteniendo hasta el 2023. Es la actitud asumida por el presidente Javier Milei.

Son escasas las voces formadas en las relaciones internacionales de carácter diplomático que se han expresado sobre este nuevo alineamiento y los posibles resultados que emerjan del mismo. La pregunta es: ¿Se espera para ver los resultados? O es lo mejor el “No te metas”.

El primer mundo hoy se caracteriza por estar manteniendo un duro enfrentamiento, con atisbo de “guerra fría” en donde son innumerables los intereses en juego.

La conformación de organizaciones que procuran coincidencias en lo comercial, fundamentalmente, están operando con un manejo del prejuicio, relacionándolo con un status mundial que tiene capas superiores y cohabitan con los países emergentes cuyas fortalezas están basadas en los acuerdos que lleguen a firmar para consolidar sus economías regionales.

Como pocas veces se había notado, se marcan ostensibles diferencias en lo ideológico que se han transformado en -para algunos países- barreras infranqueables para mantener acuerdos comerciales y tecnológicos.

Estos últimos, lo que más avanzan, en la necesidad de lograr acuerdos mundiales que nos alejen de la posibilidad de que se produzcan enfrentamientos de los más poderosos buscando expansión a costa de lo más débiles. Es parte de una estrategia que está siendo “pendular” y que, en mayor o menor medida, todos están implementando.

Tal vez resulte un pensamiento idealista, el pretender un mundo en paz, donde cada uno de los más grandes y poderosos resignen la ambición de constituirse en los únicos y se pueda lograr el crecimiento de países que hoy son, en el marco de su entorno emergente, simples proveedores de la producción que realizan.

Naturalmente que para obtener estos fines es necesario abandonar: prejuicios de raza e ideológicos y encaminar a través de acuerdos y un buen uso de la actividad diplomática los necesarios caminos que logren el objetivo de ser mejores en el futuro. Los fanatismos y excesivos nacionalismos son extremos que no resultan beneficiosos; tal como no lo son la marcada ideologización, donde si sos liberal, estás alejado del centro y negás la existencia de la izquierda.

Vale la pena pensar en las palabras del Papa Francisco: “Es importante trabajar por la paz en un momento de la historia en el que está cada vez más amenazada, debilitada y en parte perdida”.

“Nadie puede salvarse solo. Recomenzar para trazar juntos caminos de paz” fue el título del mensaje del Papa Francisco para la 56 Jornada Mundial de la Paz.
Vale la pena pensar que no estamos solos en el mundo ni que podemos ser los mejores. Eso ayudará a que nos respetemos y consideremos el futuro que necesitarán nuestros hijos.

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