También podríamos decir, los nuevos “salva vallas”, para identificar a los integrantes de otra “casta política”, que están dando muestras de estar bien preparados para renegar ideológicamente de aquello que venían sosteniendo y cambiarse de “camiseta”.
Siempre hubo “tránsfugas” políticos, que militaban para unos mientras negociaban para otros, con un claro objetivo de seguir “prendidos a la teta del Estado”.
En Argentina se le da diversas interpretaciones, pero todas llegan al mismo fin. “Algunos consideran, al igual que en el ámbito militar, que hay una traición en ello considerando así al tránsfuga casi como sinónimo de traidor, pero para otros es representativo de un resurgimiento político, incluso casi como un converso al igual que en el ámbito religioso”.
Los hubo, hay y suponemos que los seguirá habiendo, en tanto se encolumnen para alcanzar un cargo público bien remunerado y estar a la sombra del poder.
Son útiles para los propósitos que persiguen los denominados, hoy, “armadores” que utilizando estrategias de diversa índole buscando personajes que satisfacen su “pequeño ego”; estando en algún lista y si es del oficialismo mejor.
Cuando se habla del gobierno de Javier Milei y se reproducen algunos de sus estudiados conceptos y definiciones sobre la nueva política, pareciera se desprende que el cambio involucra también buscar que los representantes que elija la sociedad, tengan formación adecuada y no como ha sucedido hasta el presente que son obedientes, sumisos que responden a los mandatos del “Jefe”.
Aunque los ejemplos del presidente no parecen seguir esa regla, dado que su paradigma es: “El poder es mío y no lo comparto”.
Sin menospreciar a nadie, en los escenarios montados ex profeso para tener siempre una ruta de escape, ante posibles fracasos, un equipo multidisciplinario se haría un “picnic”, analizando formalmente a quienes están en determinados cargos y conque rudimentos intelectuales cuentan para poder desarrollar tareas que se le asignan.
Es posible que les sobre tiempo al no tener demasiado que analizar. La mayoría sabe poquito y en algunos casos nada de política; aunque ellos piensan que están la cúspide de la acción política.
La Secretaria General de Presidencia y hermana, convertida en “El Jefe” por el presidente libertario, Karina Milei, salió, al ser investida como presidenta del futuro Partido Nacional LLA, a buscar candidatos pero no precisamente los mejores sino aquellos que le caen simpáticos y demuestran un enorme servilismo.
De esta manera pueden mostrar el “éxito” de los encuentros que están realizando, junto al titular de la cámara baja Martín Menem y al organizador jefe de la campaña, Sebastián Pareja, al que acuden los que pretenden ser parte del movimiento nacional que pretenden crear y darle fortaleza para las disputas electorales de medio término y las finales.
En la mayoría de los lugares donde hubo “juntada”, ni bien se fueron comenzaron las internas. Ninguna cabeza visible con dotes de mando podía aglutinarlos y todos o la gran mayoría se lanzó en procura de alcanzar esos niveles de representatividad.
Los enfrentamientos entre los que quieren ser, los que estaban aunque no tienen peso político alguno y los que reciben la “palmadita” de los mentores de los libertarios, están a la orden del día. Varios terminaron a los golpes y el desequilibrio es descomunal.
Mientras este “desordenado” rompecabezas pretender ser armado, en distritos importantes como CABA, Gran Buenos Aires, se están generando las competencias de ver quién, con éxito, logra saltar las vallas de su posicionamiento político histórico y pasarse a las filas de quién consideran podría resultar factible ganador. Es la figura patética de los “tránsfugas” de la nueva era, aunque algunos pertenecen a la vida política.
En el “bolonqui” siempre hay quienes ganan y quienes pierden. Normalmente los que tienen la “batuta” y dirigen la “banda”, creando una nueva “casta política, liberal-anarcocapitalista”, son, sin lugar a dudas, los ganadores, aunque hasta ahora no han logrado captar a los mejores.
Toda una aventura asentada solo sobre un nombre: Javier Milei; el resto pesa poco y nada. Los resultados habrá que esperar los tiempos de la verdadera disputa y para donde se inclina el electorado.
Un camino difícil, conflictivo donde la última palabra la tendrá el presidente libertario y fundamentalmente la sociedad.
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