Ese parecería ser el frente que pretende consolidar el presidente argentino Javier Milei, según sus palabras en el Foro económico de Davos, lugar en donde responsabilizó a los integrantes del cuerpo por haber impulsado el progresismo global y cuestionó la ideología de género, el feminismo, el ecologismo radical y la bandera de cambio climático.
Consideró que la ideología woke es un “virus mental” señalando que esa corriente de pensamiento “es un cáncer que hay que extirpar”. “Es la epidemia que hay que curar”. Además, cuestionó “el rol que había cumplido el Foro, los organismos multilaterales de crédito y las naciones de la Unión Europea por haber impulsado y defendido el progresismo internacional”.
Planteó, ante los casi 3000 asistentes que: “Lentamente, se ha ido formando una alianza internacional de todas las naciones que queremos ser libres y abrazar la ideas de la libertad”.
Nombró a los integrantes de ese frente liberal: ‘‘A lo largo de este año he podido encontrar desde el maravilloso Elon Musk, hasta la feroz dama italiana, mi querida amiga Giorgia Meloni; desde (Nayib) Bukele en El Salvador, a Viktor Orbán en Hungría; desde Benjamín Netanyahu en Israel, a Donald Trump en Estados Unidos”.
Que significa la “teoría woke”: “Se utiliza para describir una amplia gama de ideas y movimientos relacionados con la justicia social”, como el antirracismo, el feminismo interseccional, los derechos de los transexuales y las historias críticas del imperio británico.
Para el 2020, sectores conservadores y ultraconservadores de derecha y extrema derecha en varios países occidentales empezaron a usar el término woke, a menudo de manera despectiva, como forma de denominar a varios movimientos e ideologías progresistas o de izquierda percibidos por ellos como “demasiado agresivos”.
Según la definición de Wilkipedia: “Woke (‘despierto’ en inglés) es un término que, originado en los Estados Unidos, inicialmente se usaba para referirse a quienes se enfrentan o se mantienen alerta frente al racismo”.
“Posteriormente, llegó a abarcar una conciencia de otras cuestiones de desigualdad social, por ejemplo, en relación con el género y la orientación sexual. Desde finales de la década de 2010, también se ha utilizado como un término general para los movimientos políticos progresistas o de izquierda y perspectivas que alegan enfatizar la política identitaria de las personas LGBT, de las personas negras y de las mujeres”.
Con una clara identificación con los contenidos de las reformas que plantea Donald Trump y sus seguidores, el presidente argentino, liberal, libertario, Javier Milei, se ha sumado y con ello define las políticas futuras de Argentina, sobre los alcances y acciones que fueron parte sustancial de gobiernos anteriores.
Resulta extremadamente difícil ubicarse en un punto de equidistancia con todos los extremos. La búsqueda de un término medio, que contenga ecuanimidad, un criterio que pueda ser compartido por todos, más allá de los muy radicalizados, podríamos decir que es un acto que podría considerarse imposible de concretar.
Sin poner en tela de juicio quienes pueden tener la razón y convenir, como sostiene Trump, Milei, Bukele, entre otros, que la generación de esas políticas contemplativas de la existencia de otros seres humanos que se consideran diferentes ha perjudicado notablemente el desarrollo, el progreso y crecimiento de las Naciones que sintieron obligación por generarles un espacio vivencial en la sociedad; es una aventura donde el final no se puede predecir.
El choque cultural es inevitable. A esta altura de los acontecimientos se estaría produciendo una notable transformación en las sociedades en general.
La reprobación de determinadas políticas que no fueron adecuadamente contenidas y se pasaron al otro extremo, convierte al “aparente nuevo mundo” en un escenario de grave beligerancia, que solo puede tener un resultado.
Es como expresaban los refraneros entrados en años: “Es barajar y dar de nuevo”. Todo indica que los lineamientos apuntan a transformar el tejido social, donde deberían confluir todos en sectores que serían pasibles de una segregación racial, de sexo, de la transexualidad, las políticas de género, entre otras diferenciaciones que marcarían un cambio integral de los sistemas alterando, más de lo que ya está, el sistema de convivencia pacífica.
Es factible que tras estas regulaciones y transformaciones liberales-libertarias, en consonancia con las de los países que han manifestado políticas coincidentes, aparezcan las prohibiciones, limitaciones y un ensañamiento contra todo aquello que no piensa, ni actúa como sería el pensamiento universalizado, que pretenden las extremas derechas.
Es la continuidad de las acciones emprendidas para rechazar todo aquello que -según el extremo liberalismo-, conspira con el futuro.
Se plantea un escenario de innumerables conflictos, que derivarán en enfrentamientos de todo tipo y naturaleza.
La sociedad Argentina debe prepararse para tiempos muy difíciles. Un país emergente que pretende, a través del liderazgo que procura Javier Milei, cambiar rotundamente la sociedad.
El gran interrogante es: ¿Podrá concretarlo sin generar daños irreparables del tejido social?. Quién podría saberlo.
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