LUNES 31 de Marzo de 2025
 
 
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“Los efectos de la manta corta”...

El dilema de la manta corta es una teoría intuitiva según la cual, es imposible taparnos tanto la cabeza como los pies al mismo tiempo, porque la manta no tiene el largo suficiente. Por tanto, nos vemos obligados a elegir entre dos opciones, pero ninguna de ellas nos satisface por completo.

La realidad argentina, esa que sucede a diario, producto de una multiplicidad de sucesos, es la que está demostrando las debilidades, fortalezas y/o “falsedades”, que como estrategias políticas, están vendiéndoles a la ciudadanía, intentando verse diferente a los gobiernos anteriores.
Nos tapamos la cabeza y se nos enfrían los pies o viceversa.

Se materializa este suceso cuando evaluamos que: “La política económica está experimentando lo que podría llamarse el síndrome de la frazada corta. Si se expande el gasto más de lo conveniente, los ingresos no alcanzan a abrigar”.

El tema da para un análisis profundo, porque estas situaciones se originan cuando quienes tienen que disponer un sistema en que las medidas de cobertura alcancen a todos, piensen como piensen, no lo hacen y esta situación en Argentina no se está dando.

Una de las cuestiones que se está produciendo es el “síndrome de Pinocho”, que en psiquiatría se designa a la mentira patológica o mitomanía. También es frecuente escuchar a los padres atemorizando así a sus hijos: “la próxima vez no te voy a creer, como le pasó al pastorcillo mentiroso”. En esta oportunidad es a la clase política que vive inventando estrategias para ganar peso y poder.

El dilema de “la manta corta” está de plena actualidad. De hecho, pocos contextos sociales e históricos son tan dados a lo que nos señala esta premisa. En algún momento de nuestra vida estaremos obligados a elegir entre lo malo y lo peor. Son encrucijadas vitales en las que todo lo que se abre ante nosotros es complejo y adverso. Hoy nos enfrentamos a esa realidad y nos invade el desconcierto.

Tener que elegir entre aquello que nos está produciendo daño, en algunos casos irreparables, para no volver a lo probado y que nos llevó de fracaso en fracaso sin que se presente la oportunidad de ver una chance que, aunque lejana, nos ofrezca una posibilidad de salir, crecer y tener futuro es un “cuento de terror”. Pero como dirían los más entrados en años: “Siempre que llovió paró”...

Un problema que enfrenta la psicología son las reflexiones que surgen a partir del “refrán popular”. El problema -dicen- comienza cuando aplicamos ese tipo de razonamiento a los conflictos más complejos de la vida y asumimos -o nos hacen creer - que solo tenemos dos opciones y que debemos decidir entre ambas, aunque sean francamente malas o nos resulten insatisfactorias.

Agregan que: “Las dos opciones que tenemos son impuestas; o sea, suelen surgir de limitaciones externas. El mundo nos pone obstáculos y nos plantea dos soluciones insatisfactorias. Ninguna de las alternativas es fruto de una profunda reflexión sino de la limitación. Por eso, sea cual sea la solución por la que apostemos, se convertirá, para algunos, en una fuente de frustración, mientras que para otros es parte del cambio que esperaban”.

Cuando tenemos que optar, dado que ninguna de las dos opciones que tenemos, una pasada y la otra vigente, satisface realmente la necesidad que se encuentra en aquello que la familia argentina viene buscando desde hace décadas. Es comprensible que la frustración siga creciendo.

Limitarnos a elegir la opción menos mala no deja un buen sabor de boca. Al contrario, hará que miremos continuamente atrás para reevaluar nuestros pasos. Y esa acción nos provoca decepción y un profundo sentimiento de volver a estar fracasando.

En realidad pensamos en la familia, en los hijos, en aquello que les espera cuando no podemos sustentar ni respaldarlos en la búsqueda de futuro, ingresamos en un cono de sombras, donde todo nos parece malo y dejamos de ver las oportunidades.

Un gobierno liberal, centralista, que se dice libertario-anarcocapitalista, que llegó generando enormes expectativas que hoy, tras una extensa “luna de miel” que le otorgó la sociedad, ha ingreso en un desgaste que tiene varios nombres y que todos conducen al mismo final: negación.

De hecho, exponer dilemas de manta corta es una estrategia de manipulación a nivel social bastante común. Es habitual que nos brinden solo dos soluciones para elegir. ¿Derecha o izquierda? ¿Salud o economía? ¿Desarrollo o contaminación? ¿Liberalismo o centro izquierda? ¿honestidad o corrupción?. Todas son las oportunidades, ninguna completa, que constituya un anhelo común de la sociedad. Una negación absoluta de la realidad para llevarnos al “cuento del relato”.

“A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas”, escribió Marcel Proust. Para escapar del efecto de la manta corta debemos dejar de pensar que solo existen dos soluciones. Una enorme falsedad que nos confunde.

Estamos enfrentando múltiples escenarios y presumiblemente las soluciones estén en la conjunción de varios y no en la opción de elegir uno solo.

Queremos ser un país distinto, es una realidad que nadie pone en tela de juicio. Sin totalitarismos absurdos; sin izquierdas ni derechas. Una Argentina que crezca en el marco de sus propias posibilidades para alcanzar a constituir el futuro de las nuevas generaciones.

La idea es que “la manta alcance para todos”, no es un pedido exagerado.

 

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