Difícil saberlo, más allá que se llega a un final donde la presidenta del senado Victoria Villarruel, tuvo que hacer uso del voto para definir el empate que se había producido, lográndose una victoria que resultó extraña y que dejó mucha disconformidad, atento a que para conseguirlo debieron apelar a negociaciones que, en muchos casos, fueron objetadas porque señalaban un “toma y daca”, que flaco favor le hace a la Democracia..
Tras la maratónica sesión del Senado de la Nación, donde el tratamiento de la Ley Bases y la Reforma Fiscal generaron discusiones, cruces no exentos de violencia en lo verbal, acusaciones e ironías que iban y venían, intentando desvirtuar los efectos negativos de quienes se oponían a la aprobación de ambos instrumentos que reclamaba el gobierno para poder continuar con su reformulación del Estado y provocar el cambio, fueron parte del espectáculo observado.
De esta contienda “ideológica” hubo quienes se sintieron victoriosos porque lograron hacer modificaciones y en algún caso postergar artículos cuyos contenidos entendían no era apropiados.
También hubo un bando que solo mostró satisfacción al final, entendiendo la estrategia de mostrar mucho cuando lo que realmente interesaba estaba disimulado entre aquello que aparecía como importante.
La realidad será palpable cuando el presidente Javier Milei, blandiendo las facultades que le fueron delegadas, ponga en marcha todo el programa que tiene en reserva su mentor económico en la reforma del Estado, Federico Sturzenegger.
Terminada la misma se escucharon diversos análisis sobre quiénes fueron los sectores que lograron salir airosos y quiénes pueden considerarse derrotados.
Tras separar la “espuma” del verdadero contenido, nos encontramos que el presidente Javier Milei, mal que le pese a los que se sintieron ganadores, logró su objetivo y, de acuerdo a la interpretación de la mayoría de los profesionales constitucionalistas, obtuvo una muy poderosa herramienta, la Delegación de Facultades, que le permitirá, a través de simples decretos que no requerirán aprobación de ninguna naturaleza, revertir aquello que no fue aprobado, modificado y lo nuevo que pretenda.
Para hacerlo tendrá un año que le facilita un “súper” poder, dado que en su manejo reunirá el Ejecutivo y Legislativo.
Alguien dijo, con sobrada ironía: “Cierren el Congreso, tomense vacaciones, por lo menos por un año. Esta realidad que fue sostenida con diversas argumentaciones por el constitucionalista Gil Domínguez, entre otros, pone de relieve que si se mensura quién se llevó los ‘laureles’, ese fue el presidente Milei, a través de una estrategia en lo político que se debe a la capacidad del actual secretario de Gabinete Guillermo Francos, quien desde el Ministerio del Interior, cargo que desempeñaba hasta la salida de Nicolás Posse, consensuó, negoció y acordó con gobernadores y legisladores opositores del sector dialoguista.
Todo aquello que se modificó o fue rechazado, tiene una instancia de recomponerse y restituirse como estaba originalmente, cuando reciba tratamiento en la Cámara Baja, lugar donde pueden registrarse varias opciones.
De todas maneras, la Delegación de Facultades ya está aprobada y mientras Diputados mantenga la misma posición será parte del plexo enviado al Poder Ejecutivo para que pueda ejercer, si cabe, algún veto, el resto lo promulge y sancione, pudiendo comenzar a ejecutar una vez sea publicado en el Boletín Oficial.
Se inicia una nueva etapa del gobierno liberal-anarcocapitalista en Argentina. Se está a la espera del arribo del presidente Milei y de su hermana Karina, quienes junto a Santiago Caputo, mostrarán -eso se supone- los próximos pasos del gobierno.
Se habla de un recambio en el staff ministerial, donde se procurará incorporar nuevas figuras en el plano económico, social y financiero y dentro de esos esquemas las ramificaciones de cada área, muchas de las cuales aún permanecen acéfalas porque no se han cubierto los cargos.
Por ahora, solo hay una tensa calma que se espera no resulte la que precede a la tormenta.
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