Estas facetas sirven para ejemplificar algunos de los episodios que se viven en el país, cuando están de por medio las campañas electorales.
Desde el marco oficialista, el candidato a presidente por Unión por la Patria, Sergio Massa, que simultáneamente se desempeña como ministro de Economía, está realizando ‘malabares’ con la plata de todos los sectores, empresarios, comerciales, industriales y áreas de gobierno que manejan fondos destinados a cuestiones de orden previsional, con evidentes fines electoralistas.
Toda la instrumentación podría resultar lógica en un país normal, donde la economía transita por una línea de recuperación y naturalmente se apunta a nivelar los ingresos de la clase trabajadora, que por diferentes circunstancias ha sufrido un desfasaje que la coloca fuera de la realidad.
Pero esto no sucede y los anuncios del titular de Hacienda, están haciendo política de campaña con el magro bolsillo de las empresas chicas y medianas.
Como era de esperar cuando se anuncian determinados montos asignados en calidad de bonos y adelantos a cuenta de paritarias, está trasladando la discusión a nivel de empresarios, gremios y obreros y de alguna manera poder decir: ‘Me ocupo de nivelar salarios’.
Pero lo lamentable es que no explica cómo harán las empresas chicas y medianas para afrontar erogaciones que conspiran con la disminución de los ingresos.
Esta situación debería entrar en un camino de lógica y sentido común, que hoy no está presente en las decisiones político-económicas que toma el gobierno.
La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que nuclea a cientos de pequeñas y medianas empresas de todo el país, se opone al pago de la suma fija decretado por el Gobierno nacional.
Por otra parte sostiene en un comunicado que: ‘El mecanismo de ajuste salarial del sector privado son las paritarias y no una imposición del Estado sobre las relaciones laborales por fuera de su alcance’.
El planteo se está generalizando y nadie manifiesta que aumentar y nivelar el ingreso de los trabajadores resulta una medida inadecuada, sino la forma que se utiliza, desconociendo las posibilidades las pequeñas y medianas empresas de poder cumplir con la exigencia gubernamental.
El tema ya es un motivo de controversia y agudiza el descontento de algunos ámbitos que vienen soportando, con enorme esfuerzo los efectos de un ajuste que se traduce en el incremento de la producción a niveles impensados, poniendo en riesgo la subsistencia, en razón de la imposibilidad de dar cumplimiento a lo determinado oficialmente.
En razón de estas manifestaciones de resistencia a dar respuesta fundamentalmente, al bono de 60 mil pesos pagaderos en dos veces, el Gobierno anticipó multas a las empresas que no paguen el mismo y restricciones para comprar dólares a quienes lo perciban. Así lo afirmó la ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos.
Las medidas de control para aquellos que argumenten no poder pagar y por otro lado se compruebe que quienes se vean beneficiados con el pago del bono lo destinen a la compra de dólares. Es dar vuelta siempre a la misma ‘tuerca’.
La situación no nos parece fuera de lugar, salvo que esa adquisición de moneda extranjera esté reservada para proveerse de insumos necesarios para darle continuidad a su trabajo, aunque se ha podido comprobar que los beneficiarios, muchos -no todos por supuesto- destinan estas cifras extras para acceder a los 200 USD, que pueden adquirir mensualmente.
Un suceso similar se ha percibido con el crédito de los 400 mil pesos, cuyo monto se convirtió en plazos fijos y no fueron orientados a cubrir las necesidades o deudas pendientes.
Sin lugar a dudas que esta situación será en los próximos días motivo de profundas diferencias, en tanto la imposición gubernamental a dar cumplimiento a la misma, pone en riesgo el aparato productivo del país, fundamentalmente si se refiere a la pequeña y mediana empresa.
El tema, que ya es motivo de profundas divergencias entre todos los sectores, indica que podría agravarse con el correr de los días.
De un lado están los que aplauden las medidas del área económica y del otro los que las critican y señalan los perjuicios que podrían derivarse de una nueva forma de ajuste, que procura ganar adeptos, valga como ejemplo las aceptaciones cegetistas.
De alguna manera volvemos a señalar que es razonable se cuestionen las responsabilidades que asume Sergio Massa, en calidad de ministro de Economía, por un lado y las que realiza en calidad de candidato a la presidencia, por otro.
Ambas se contraponen porque sus fines miran objetivos diferentes.
Esto se podrá ver reflejado en el resultado electoral de las generales del 22 de Octubre. La respuesta final es de la ciudadanía y ya demostró que está aprendiendo a ejercer el poder que le confiere el voto.
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