La visita arrancó dando el golpe de entrada: tras un fallo defensivo local, Yuri Alberto combinó por izquierda con Memphis Depay, quien se la devolvió de taco, y definió al segundo palo ante la salida de Arias. El período siguió con la sensación de que el local caminaba por la cornisa más allá de que la visita no generaba chances claras y, de a poco, fue el conjunto de Costas el que empezó a merodear con mayor solidez los tres cuartos de cancha.

Así fue que Martínez puso la mano en el área ante un centro de Salas y, a los 35, Quinteros no falló con un disparo alto ante Nogueira. Tres minutos después, 

Juanfer Quintero recibe por izquierda un pase de cabeza de Maravilla Martínez con la defensa visitante mal parada y define ante la salida del arquero.

En el complemento, excepto por una definición de Salas que pasó muy cerca, Racing logró jugar su partido con corazón y evitando sobresaltos cerca de Arias. 

El equipo de Ramón Díaz -que en la semana había recordado su invicto en el Cilindro- no volvió a encontrar claridad y la fiesta se fue gestando con el correr de los minutos y explotó en el final: toda la fiesta fue para Racing, 32 años después en una final internacional, y con la ilusión a flor de piel para el 23 de noviembre frente a Cruzeiro en Asunción.