MIÉRCOLES 05 de Febrero de 2025
 
 
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Realmente es para llorar...

En realidad no lo decimos nosotros, sino que el ministro de regulación y transformacion del estado Federico Sturzenegger, lo disfrutó a pleno cuando en un arrebato, donde evidentemente lo traicionó el subconsciente dijo: “Celebro el cierre de 200 áreas del Estado: ‘Van a reír y van a llorar’”.

Un chiste macabro, por no decir alguna barbaridad. Nadie puede sentirse complacido -salvo que su estructura mental se sienta regocijada por la muestra de extrema crueldad- con el mentor de los reformas mileianas cuando expresa que ejecutan las medidas regulatorias y el achique del Estado y aquellos que se quedaron sin trabajo y que pasaron a engrosar la columna de los desposeídos, “van a reir” cuando la realidad indica que “llorarán, cuando miran la mesa familiar y los rostros de sus esposas e hijos”.

Habrá quienes ante la adversidad, decididamente, salgan a enfrentar la calle en procura de no pasar a constituir parte de la masa de indigentes. Otros, por edad, ausencia de formación entre múltiples factores, se angustian y lloren, en su propia desesperación, por encontrar muchas puertas que se cierran laboralmente, porque también las empresas, necesitan sobrevivir.

En razón de esa pequeña expresión, es que se nos muestra increíble aceptar tanta perversidad ante el sufrimiento de un sector del tejido social que soporta estas decisiones de carácter político.

“En esta semana donde vamos cerrando el año 2024 les dejo un listado de las más de 200 áreas del Estado que cerramos este año. Pasen y miren. Van a reír y van a llorar. Advertencia: no apto personas impresionables”. Esto lo dijo Sturzenegger a través de la red social X. 

Sin palabras.

Peor ya no se fabrican. Sofisticados, graduado como licenciado en economía en la Universidad Nacional de La Plata, luego completó su doctorado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Fue economista jefe en YPF entre 1995 y 1998 y hoy “guillotina en mano” mira con desprecio a los segmentos sociales marginados.

En realidad si siguiéramos el mismo lineamiento mental del “sanador” Sturzenegger, deberíamos presuponer que estudió para convertirse en el “Atila” que junto al presidente anarcocapitalista Javier Milei, celebran alborozados la gestión y preparan lo que falta para el 2025. 

Por otro lado se va percibiendo la profunda transformación que indudablemente produce el poder omnímodo, dado paso al líder que su estructura mental ha conformado.

En la medida que este estado avanza es indudable, que se manifiestan signos de un cambio profundo en sus convicciones liberales-anarcocapitalistas, materializando y poniendo en un escenario de privilegio conceptos beligerantes donde prevalece la extrema verticalidad y el castigo a los disidentes.

Es aquí donde aparecen los signos preocupantes al percibirse una dinámica donde se pone en práctica la mas absoluta obediencia y sumisión, pisoteando las libertades individuales; paradigmas que sustentaron su campaña como líder liberal.

Son signos que deberían preocupar al pueblo argentino, por supuesto no a quienes han renegado de sus propias convicciones y ven como acciones perfectas y respaldatorias del gran cambio, que se implementen conductas dictatoriales, donde la única razón pasa por lo que dice, piensa y ejecuta el presidente Javier Milei.

Es indudable que los indicadores emergentes de las encuestas, opiniones de consultores diversos, analistas, economistas de talla mundial, señalan los sucesos positivos de este primer año de gobierno.

Los excesivos elogios están construyendo un personaje que denosta a quienes lo rodean a quienes considera inferiores y bajo esa óptica pretende ser “entronizado” como el gran y “único conductor”.

Ahora ya no se privan de decir lo que piensan y fundamentalmente señalar que nada les importa, más allá de ver concretadas sus acciones gubernamentales. 

Bien dice el refrán popular: “El pez por la boca muere” y este no es un caso especial. El gobierno liberal se ha convertido en una “máquina de picar políticos”. Todo esta relacionado con un aspecto de la megalonomía presidencial y su pequeño entorno, para quienes los que no obedecen ciegamente y tengan pensamiento propio, son los grandes enemigos a destruir.

Dos conceptos para cerrar: “Ser liberal es (...) primero, estar dispuesto a entenderse con el que piensa de otro modo”. Gregorio Marañón. Situación que acá no se esta dando.

Y lo que sostiene Karl Popper, quién resumía su teoría en una sola frase: “Tenemos que reclamar, en el nombre de tolerancia, el derecho a no tolerar la intolerancia”. 

Javier Milei difícilmente acepte esta teoría.
 

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