Sería la gran pregunta y sin lugar a dudas lo es, en el concierto nacional e internacional, que analiza los diferentes posicionamientos que han hecho conocer -con diferentes matices- los tres candidatos presidenciales que ofrecen mayores posibilidades de llegar al sillón de Rivadavia.
Qué significado surge del término “disrupción”: “El pensamiento disruptivo se refiere a un enfoque que rompe con las ideas preconcebidas cuestionando el status quo para buscar soluciones innovadoras que rompan con las normas existentes”.
No resulta demasiado difícil establecer quién es el personaje político que hoy se encuadra, integralmente, en esta definición, que resulta una rareza en materia de hacer política, porque no sería el remedio adecuado para solucionar problemas.
Romper, desconocer estructuras institucionales que se conformaron en el marco del desarrollo de la Democracia, se suponen medidas extremas que hablan de un exagerado “autoritarismo”, que puede sorprender por lo innovador, pero dificulta encontrarle positivismo.
Puede -y eso ha ocurrido- que para un sector de la sociedad, desilusionado, desesperanzado, ante los continuos fracasos de políticas tradicionales, es -no sabemos a ciencia cierta- el remedio, que muestra una opción de “gran cambio” que hasta ahora, no se percibe en muchos candidatos.
Un profesional que se fue conformando a partir de diferentes facetas que mostró aspectos diferenciales del resto, comenzó a ser el indicado para que los medios lo tuvieran como interlocutor, porque mostraba un histrionismo al ser exageradamente dramático y emocional.
Así comenzó a materializarse el “gran rebelde” de Libertad Avanza, Javier Milei, hoy convertido en el una de las principales figuras de los tercios que se conformaron a partir de las PASO. Alguien notoriamente nuevo, que plantea una “revolución social y política”.
Una rápida lectura a los borradores, que han trascendido, están elaborando los estrategas de Milei, Bullrich y Massa, para el debate de candidatos presidenciales que podría concretarse en 25 días, muestra una tendencia a centralizar sus esquemas en señalar lo que gravitará negativamente en Argentina, centralizándola en la elaborada plataforma que está diseñando, con sus equipos, el fundador de LLA.
Esto genera la impresión que los candidatos ven un solo enemigo y a ese apuntan los “cañones”. En realidad las definiciones de Javier Milei en el tema económico, estructuras institucionales, como el Banco Central de la República Argentina, conformación del esquema ministerial, eliminar el sistema de coparticipación en forma total; transformar el CONICET, entre otras medidas tendientes a reconstruir una nueva Nación, provocan temores.
El planteo que ha logrado una positiva recepción en distintos sectores sociales, es fustigado desde diferentes ámbitos de la economía y mercados internacionales que ven inconsistencias e imposibilidades materiales de poder concretarlas.
El influyente medio británico The Economist dijo que Milei es “un peligro para la democracia”, esto sucedía mientras sus asesores procuraban transmitir a Wall Street cómo resultaría la política a aplicar -si fuera presidente- por el libertario.
El prestigioso periódico afirma que “sus políticas están mal pensadas” y, además, cuestiona su propuesta de dolarización. “Bajo un sistema así, los bancos y hogares argentinos necesitarían una flotación de dólares para ponerse en marcha, algo que Milei no tiene forma de proporcionar”.
Según lo indican politólogos, analistas, entre otros sectores de la economía y actividad financiera, los anuncios de Javier Milei, provocan zozobra y muchas dudas que se transforman en una enorme incertidumbre sobre el futuro del país.
Por otra parte, el conocido periodista Eduardo Feimann, señaló en su programa de La Nación+, que “el programa económico de Javier Milei, tendría un respaldo de tres fondos de inversión que aportarían 70 mil millones de dólares al mercado”. La información sorprendió, pero abre un abanico de conjeturas respecto las fórmulas que se instrumentarían, dado que nadie invierte si no tiene ganancias.
En estos escenarios, hoy, se está moviendo la política argentina. Muchas ofertas, mejoras, perspectivas de convertirnos en un país en crecimiento y con futuro, entre otros logros que aparecen en cada plan estratégico.
Por ahora sólo promesas, que algunos niegan, otros dicen que son factibles. La realidad es que la sociedad esta harta de comprar “espejitos de colores”.
Y realmente no estamos seguros que los políticos se hayan percatado que algo está cambiando; las PASO, lo pusieron en evidencia.
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