Como decía Alejandro Lerner, en una de sus canciones favoritas, “Volver a empezar”, materializa un proceso humano que indica que, pocas veces todo termina. El fin es una etapa que se cubre pero de ninguna manera señala que no hay más camino.
Lo dice el famoso cantante: “Volver a empezar. Que aun no termina el juego. Volver a empezar. Que no se apague el fuego. Queda mucho por andar. Y que mañana será un día nuevo bajo el sol. Volver a empezar”.
Esto nos llevó a repasar lo que dejó esta contienda electoral. No significó el final, dado que existe mucho camino por recorrer. Y que naturalmente, de acuerdo al deterioro en los social y económico que plantea un país quebrado, queda mucho por hacer y no se soluciona con una elección de actores que planteen un nuevo presente.
Y hubo sorpresas otra vez, las encuestas volvieron a quedar relegadas por la realidad de un votante que no reflejó en sus dichos cuál sería su actitud en esta jornada donde, para muchos con diferencias en más o en menos estaba definida.
Nadie presuponía que Sergio Massa, podría llegar a superar los efectos de una economía que se le mostraba difícil de controlar, debiendo apelar a diferentes mecanismos para evitar mayores quebrantos, de los que estaba produciendo un dólar desbocado y una inflación que marca índices crecientes.
Hubo otras situaciones que muchos analistas vieron como acciones que afectarían al núcleo de votantes que se estaba buscando entre los indecisos y en blanco que quedaron afuera de las PASO.
Pero indudablemente, sobre la balanza de las consideraciones de la ciudadanía, primó el factor seguridad, más allá de reconocer que las cosas no están bien.
Javier Milei se había constituido, para muchos analistas y encuestadores, como el número puesto, inclusive no faltaban los que afirmaban que tenía posibilidades concretas de ganar en primera vuelta.
Pero para la sociedad, o una gran parte de ella, existían otras consideraciones que escapaban a las evaluaciones de los opinólogos. Los errores cometidos por su círculo más cercano, se convirtieron en barreras infranqueables para el común del tejido social que no está preparado para determinados cambios.
Lo que se pudo apreciar en la jornada del domingo fue claramente un “no”, a romper con lo tradicional tan drásticamente. El “volver a empezar” significaba recomponer aquello que se ha venido haciendo mal y aplicar políticas de Estado, que consensuadas pueden revertir el proceso de deterioro que hoy sufre el país.
Ahora, hasta el balotaje de noviembre, viene una etapa de negociaciones, tender puentes e intentar borrar los agravios y ataques que fueron materia de la primera campaña para convenir y llegar al poder.
La tarea no parece fácil, máxime cuando esta derrota de Juntos por el Cambio ha implosionado y ya han comenzado a evidenciarse sectores políticos que se habían juntado, pero que dadas las circunstancias pretenden mantener su capital territorial y ser una opción, nos referimos al radicalismo, que pudo apreciarse no acompañó a Patricia Bullrich en esta etapa que debía definir su poder político.
Lo habíamos mencionado, las “ambulancias” estaban preparadas y el mismo domingo salieron en procura de levantar los heridos. Los discursos de Bullrich y Milei, como las palabras de la candidata a la vicepresidencia del libertario, Victoria Villarruel, lo dejaron explicitado.
Sergio Massa volvió a mostrar cautela y habló del encuentro nacional, y la necesidad de aunar esfuerzos para recuperar al país.
Lo que viene en los próximos días será una partida muy elaborada de ajedrez, donde los movimientos deberán tener en cuenta que existe un camino para alcanzar la victoria que, como dice la canción de Alejandro Lerner es “Volver a empezar”. Construir futuro, que naturalmente existe, pero que requiere de todos y cada uno de los habitantes de la Nación.
La UCR y el PRO se constituyen en protagonistas de vital importancia para los candidatos de la jornada final de la elección presidencial. Todo estaría indicando que evalúan, en ambos sectores, convenir acuerdos con quién, más allá de las diferentes situaciones ideológicas, tienen principios que se comparecen con programas, fundados en torno a educación, salud, ciencia, economía, entre otras particularidades que los acercan a Sergio Massa y a Javier Milei.
También forma parte del análisis dejar en libertad de acción a sus seguidores y que la opción sea personal de cada uno, en torno a quién elegiría o no, en estas circunstancias.
No obstante recién en los próximos días se podrá conocer cuál será la decisión. Situación que no asegura que sus votantes acepten el consejo del dirigente. Reiteramos un concepto que no debe olvidarse, se está produciendo un cambio que pone de relieve que la sociedad ha tomado conciencia que tiene el poder en su voto.
El 19 de noviembre es la fecha final. Quien pueda construir el camino, será quien se lleve la victoria. La que decidirá será la ciudadanía.
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